Seres de inhóspitos dientes, roen la voluntad del hombre con el fin de saciar el vacío de su estómago. El hombre raído sin motivo ni fuerza, cede a los impulsos de los que le rodean y no puede si quiera levantar su voz ya muda. El hombre que ya se arrastra, porta un cepillo de dientes como la última defensa de su extinta vida. Y el pérfido destino, bailando y danzando en torno suyo, le silva con una sonrisa de verdugo. ¿Cómo ha caído este hombre más bajo que su sombra? Es lo que se pregunta la baldosa por la que se arrastra reptando, ese hombre que perdió su condición de humano y su apellido en una bodega. Terribles sombras le acechan, fino ataúd le espera y solo tiene treinta años, un despido y la sentencia de su hipoteca. Ahora bien, ¿aceptará su destino o escribirá el resto de su vida con letras de color carmesí? Vosotros….donde tenéis vuestra sombra, ¿encima de vosotros? Si es así poneros en pie, no quiero oíros balbucear, ni horadar en la siesta de vuestra suerte. Vuestra vida terminará cuando lo decida vuestro corazón o un pelotón de fusilamiento, pero nunca por aceptar un rol del sistema.
Que el espíritu de Ulises os susurre en vuestros peores momentos.